Entrevista | Sonia Vaccaro Psicóloga clínica, experta en violencia de género y vicaria, es una de las ponentes del II Congreso de Prevención de la Violencia de Género que se inaugura hoy en Gijón

"Enseñar a un maltratador a ser buen padre es difícil, pero sí podemos proteger a los hijos"

"El síndrome parental era la única enfermedad que se producía en los juzgados y se curaba por orden judicial"

"Los niños son utilizados por el maltratador como objetos, son tan víctimas como la madre"

La psicóloga Sonia Vaccaro.

La psicóloga Sonia Vaccaro. / LNE

Elena Fernández-Pello

Elena Fernández-Pello

Sonia Vaccaro, argentina y residente en España desde 2002, psicóloga clínica y perita forense, especializada en violencia de género, acuñó en el año 2012 el término "violencia vicaria" para referirse a la que los maltratadores ejercen sobre los hijos para dañar a las madres. Con su conferencia, mañana a las 12.30 horas, culminará el II Congreso de Prevención de la Violencia de Género que organiza el Instituto Asturiano de la Mujer, en el Palacio de Congresos Luis Adaro de Gijón, y por el desde hoy que pasarán algunas de las grandes expertas en el tema. Las sesiones empezarán esta mañana, a las 10.30, con la filóloga Eulalia Lledó hablando sobre lengua, igualdad y violencia.

–Siete menores asesinados por sus padres en menos de cuatro meses. ¿Hay explicación para ese estallido de violencia vicaria? ¿Efecto contagio?

Nadie se convierte en asesino o maltratador por copiar la conducta de otro. Lo que yo veo es que se protege más a las mujeres, pero no se aplica esa protección sobre los hijos y las hijas, y dejamos desprotegidas a las criaturas. Pareciera más importante proteger los derechos del padre –padre entre comillas, porque para mí padre es otra cosa–. Un maltratador nunca es un buen padre. En el Reino Unido ya se ha visto que se ha incrementado la violencia vicaria extrema contra los hijos, asesinándolos o haciéndolos desaparecer, o la violencia vicaria cotidiana.

–¿Falla la ley?

–La ley protege a las criaturas, la ley de 2021 dice que hay que quitar la custodia al maltratador, si la tuviese acordada, que no hay que regular visitas... Hay reticencias, y también las instituciones son reticentes a ello. Sabemos que el maltratador es un individuo violento, que tiene una doble cara, y que muestra la peor en casa. Socialmente son amorosos, simpáticos y seductores, y las instituciones se lo compran. Estos tipos se muestran como buenos padres a la vista de todo el mundo, pero hay indicadores que las profesionales que trabajamos en esto detectamos, y pese a todo cuesta romper esa mentalidad patriarcal.

–¿Qué indicadores?

–Los que ha medido el sistema VioGén: un individuo que amenaza a la madre, que amenaza con matarla o con matar a los hijos, con quitárselos, y, en lo cotidiano, indicadores de maltrato a las criaturas, interrumpiendo tratamientos por enfermedades crónicas, o no cuidándolos como es debido cuando tienen una discapacidad, regresarlos a casa de la madre descalzos en invierno o con abrigo en verano, para que ella sufra. Todo lo que muestre que antepone su deseo al bienestar de sus hijos.

–¿Qué mecanismo psicológico opera en quien ejerce la violencia vicaria?

–Las madres tienen orden de protección y al no tener acceso a ellas y ser más difícil dañarlas utilizan a los hijos; también utilizan los animales de compañía, los familiares, un padre, una madre... Lo que les es más querido. Los hijos es lo que más a mano tienen y, además, con ellos lo puede hacer legalmente.

–¿Qué hay del síndrome de alienación parental?

–El síndrome de alienación parental es una forma de violencia vicaria, porque es un ataque a la madre, a la que se acusa de provocar una falsa enfermedad. Eso nos da la pauta de lo fuerte que es el imaginario colectivo patriarcal. Cuando todas las comunidades científicas decían que el síndrome de alienación parental no existía se le dio crédito y se le sigue dando crédito. Es una enfermedad que se cura aplicando la terapia de la amenaza, arrancando los hijos de la madre, así lo dice textualmente Richard Gardner. La única enfermedad que se producía en los juzgados y se curaba por orden de un juez. Ahora no se habla explícitamente de él, pero se siguen arrancando criaturas para dárselas a un individuo condenado por violencia, por incesto... Es otra forma de violencia vicaria.

–Una jueza de Barcelona dirige una carta a una niña explicándole que prohiben a su padre, condenado por maltratar a su madre, acercarse a ella para protegerla de la violencia vicaria, y tranquilizándola.

–El fallo de esta jueza, esa sentencia modélica, es todo un himno a la protección del menor. Todo el mundo se llena la boca con el interés superior del menor, pero no se ejecutan sentencias que privilegien el interés de los menores. Los fallos que van a modificar la vida de una criatura para siempre nunca se comunican a los niños. Lo que ha hecho esta jueza debería servir de ejemplo: las criaturas tienen derecho a saber, en la medida que ellos puedan entender. Esto es una demostración de cómo debe tratar la justicia a las criaturas. Nadie piensa en ellos en la custodia compartida, nadie piensa en ellos más que como una maleta que va y viene. Se están privilegiando los derechos adultos; adultos maltratadores a veces.

–La justicia italiana obliga a repetir el juicio de Juana Rivas sobre la custodia de sus hijos y por la que se separó a los dos hermanos.

–¡Otra vez la justicia disociándose! Y en medio las criaturas. Para una criatura un año es una vida. No hay derecho que la justicia le llegue 10 o 15 años tarde.

–¿La violencia vicaria aumentará en la medida que mejore la protección de las mujeres?

–Esa es una hipótesis, es lo que estamos viendo, pero quisiera creer que no, que la justicia, el Estado y las instituciones van a actuar inmediatamente, y que la justicia va a ser drástica y va a evitar el contacto de los niños, al menos de modo preventivo, con un individuo catalogado como violento.

–¿Se puede enseñar a un maltratador a ser un buen padre?

–Se podría intentar, lo veo muy difícil, pero ante todo tenemos que proteger a las criaturas; lo que sí podemos hacer, eso seguro, es recuperar del trauma a un niño o una niña. Tener hijos con un hombre violento es un índice de vulnerabilidad para la mujer, la justicia tendría que protegerla a ella y a los hijos inmediatamente. La violencia vicaria es violencia de género. Los niños son utilizados por el maltratador como objetos, son víctimas directas, tan víctimas como la madre, de una violencia que les arruina toda la infancia o la adolescencia.

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