Ramírez da con la tecla: el técnico, decidido a dar continuidad a la zaga tras la portería a 0 ante el Espanyol

El preparador canario mantendrá a Pier como pivote y a la pareja Insua- Diego ante el Andorra

Diego, Rosas e Insua se abrazan al término del encuentro en el Stage Front Stadium. | Área 11

Diego, Rosas e Insua se abrazan al término del encuentro en el Stage Front Stadium. | Área 11

Andrés Menéndez

Andrés Menéndez

La baja de un futbolista siempre diferente como es Hassan impide a Miguel Ángel Ramírez dar continuidad al once que completó una convincente actuación en el Stage Front Stadium frente a un proyecto poderoso como es el del Espanyol. El técnico del Sporting se fue de Barcelona con una certeza tras ver a su equipo tocar fondo ante el filial del Villarreal en El Molinón: más allá del empate, que de por sí no es un resultado tan positivo como meritorio, –el play off de hecho está ahora a dos puntos y quedan solo cuatro jornadas–, el grupo tuvo la capacidad de levantarse tras un golpe sonoro, y dio señales de que está vivo en el momento determinante del campeonato. Ramírez vio como su proyecto se quedaba un paso más lejos de clasificarse para la promoción. Pero la lectura post-partido en sala de prensa confirmó que la satisfacción interna era más que palpable. Al fin, había dado con la tecla tras una serie de introducciones que apuntan a mantenerse con vistas a la final ante el Andorra del sábado (16. 15 horas) en El Molinón.

La vuelta al once de Guille Rosas, el binomio Insua-Diego Sánchez en el eje central, y la presencia de Pier como sostén entre el ataque y la defensa llevaron a que el equipo volviese a dejar una portería a 0 lejos de Gijón casi cinco meses después. La zaga y en especial ese triángulo formado por los dos centrales (Insua-Diego) y el pivote (Pier) rayaron a un nivel muy alto para frenar a Braitwhaite y cia. Fue un punto de partida y un golpe en la mesa, en un momento de mucha tensión y nerviosismo. Motivos que explicaron la descarga que tendría más tarde lugar en sala de prensa del Stage Front Stadium, cuando "MAR" pareció reivindicarse.

El golpe contra el Villarreal B había sido tan contundente que durante la semana Ramírez se refugió en su equipo de trabajo para buscar un remedio a un asunto que les estaba dando dolores de cabeza: la pérdida de seguridad defensiva, un lastre para las aspiraciones de ascenso del proyecto. Los tres goles encajados ante el club "groguet" confirmaron los peores presagios que tenían en la entidad: el equipo ya no era fiable, y estaba a años luz de ofrecer la seguridad que llevó a Yáñez a pelear por el Zamora en la primera etapa del campeonato. Había encajado una barbaridad de goles en el último tramo (12 en 6 partidos) y la falta de seguridad atrás ya no era solamente un problema a domicilio, porque también se había arrastrado a El Molinón, lo que dejaba al equipo sin red.

La sangría era por todo un asunto a arreglar cuanto antes. Porque, entienden en el club, el notable rendimiento defensivo de la primera vuelta de la campaña fue el elemento diferencial que llevó al club a estar semanas segundo clasificado del campeonato y soñando con el ascenso directo. Ante el problema que tiene el grupo en ataque, con futbolistas muy lejos de ser diferenciales para la categoría, ese punto de equilibrio era precisamente lo que empujó al Sporting a estar durante varios meses en la zona alta. Sin él, el asunto estaba perdido.

La semana de trabajo fue larga en Mareo, con el staff técnico planteándose una renovación completa de la defensa para buscar cambiar la dinámica, que era muy preocupante. Las pruebas fueron múltiples durante todos los ensayos para intentar recuperar el equilibrio. Ramírez tenía pocas certezas. Sí daba por hecho que iba a recuperar a Pier como 5 al entender que el gallego es el mejor relevo posible para Nacho Martín y ante el estado de Rivera. El técnico tiene plena confianza en todo lo que ofrece el coruñés como medio defensivo. Pero en la retaguardia todo eran dudas.

Izquierdoz tuvo opciones de ser titular hasta prácticamente el último suspiro. Ramírez, de hecho, verbalizó sus dudas y admitió lo difícil que le resultó encajar un once en la charla inicial en plenas entrañas del estadio del Espanyol. Luego, sobre el verde el equipo completó una de sus mejores actuaciones defensivas en mucho tiempo. El conjunto catalán apenas tuvo dos situaciones, y poco más. Ahora, Ramírez está decidido a dar continuidad al bloque para apurar las opciones de play-off en esta recta final del campeonato.

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