Acacio Rodríguez: "Asturias tiene que estar orgullosa de su pasado"
El presidente de Duro Felguera recorre la historia del reino asturleonés a través de sus colecciones numismáticas
De la parte al todo. La historia del dinero, o el rastreo de la moneda, explica en buena medida la historia de un territorio. En este caso, del reino asturleonés. Las monedas hablan y nos cuentan batallas, traiciones, empresas económicas, grandes obras y, en cierto modo, vidas.
El presidente de Duro Felguera, Acacio Rodríguez, es ingeniero con afanes de Historia y numismática. Una abuela ilustrada y un lugar de nacimiento, la montaña leonesa, le abrieron caminos asombrosos de curiosidad y le llevaron a la Alta Edad Media.
Rodríguez pronunció anoche en Oviedo una conferencia organizada por El Foro de Asturias y presentada por el vicepresidente del partido Francisco Álvarez-Cascos, en esta miniserie de charlas en torno a los centenarios conmemorativos de Covadonga y el Reino de Asturias.
Un reino en el que se acuñó numerosa moneda (más de 70 emisiones) y se realizaron donaciones de altísimo valor; un reino del que partieron conquistadores y guerreros. "Los asturianos nunca fallan a Hispania, hay que estar orgullosos de este periodo histórico y no encogerse ante nadie", pidió Acacio Rodríguez.
Dinero en el Camino
Las monedas sirven para hacer un recorrido en el tiempo, desde el siglo III antes de Cristo, mucho antes de que surgiera el reino asturiano. Ese fue el punto de partida, a modo de antecedente, de la charla del presidente de la Duro. Y aquí dejaron moneda los romanos, los pueblos bárbaros, los musulmanes y una ríada de "europeos" que recorrieron durante siglos el Camino de Santiago.
El rey Fernando II de León, que reinó entre 1157 y 1188 acuñó unas monedas en las que se lee la inscripción Fernando Rex Ispania, y en el reverso la Cruz de Asturias con su alfa y su omega. Interesa esa "Ispania" bien visible que sirve de contraargumento a los que defienden que Hispania es un invento. Lo de Asturias y la tierra conquistada tiene su fundamento.
El dinero corría. En 1085, cuando Alfonso VI conquista Toledo decide como agradecimiento hacer una donación de 10.000 talentos de oro a Cluny, el buque insignia de la vida monacal en Europa.
"Si hacemos un cálculo estaríamos hablando de unos dos mil millones de dólares actuales, que es una cantidad increible", explicó Acacio Rodríguez.
Otra donación demasiado generosa fue la del obispo de Oviedo a la reina Urraca en 1112. Y en moneda musulmana. Rodríguez supone que el regalo "buscaba proteger su sede arzobispal" ante el auge que estaba tomando Toledo como capital de la cristiandad hispana. "Eso de donde hay se gasta, parece que lo llevamos en los genes", ironizó.
El mundo se comunicaba mucho más de lo que se puede pensar. En 1228 el rey Alfonso IX prohibe el uso de monedas extrañas al reino "porque la realidad es que circulaba más moneda de los condados franceses que la propia".
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